jueves, 8 de mayo de 2008

Para ponerse a llorar

El día que decidí inaugurar este blog sabía a lo que me enfrentaba. El futuro no asomaba muy prometedor, pero la esperanza estaba ahí. Han pasado 20 días, 3 partidos, cero puntos. Falta mucho, pueden decir. Lo cierto es que hace 14 años que Alianza no remonta una mala primera parte del año y esta no pinta como la excepción, salvo un chocante consuelo: peor que hoy no podemos estar.

La derrota de ayer ante Sport Boys, un equipo armado a la volada y con graves apremios económicos habla a las claras de la incompetencia reinante en todos los niveles de la institución. José Soto, el tonto útil del régimen de Franco, agotó los argumentos explicativos del manual de la derrota y además su crédito como DT en este Alianza que se cae a pedazos.

No quiero hacer hígado, en serio. Estoy sumamente tocado por la situación actual de la blanquiazul y prefiero evitar comentarios desbordados. Cantinflescos jugadores que exigen titularidad, ¡mamás! de defensores que declaran a los medios para pedir que se acabe la argolla, el presidente que se refierte despectivamente al rival como si su labor y el momento de Alianza lo respaldasen. Y aunque sea recomendable un trillado ensayo de soluciones para el club -que mencioné hace varios post- no tengo intención de gastar tiempo en la lapidación de un equipo acobardado y mucho menos que mediocre, un entrenador cuasi empírico y una caricaturesca directiva, negligentemente encasillada en el club más popular del país y que hoy tiene peor manejo que un equipo de barrio. A los que no somos socios nos cuesta tener que conformarnos con hacer post y opinar, comprarse una entrada a Sur y putear no arregla nada. Alguien tiene que hacer algo y ahora.

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